Embarazo Parto

Las 4 etapas del parto: de los pródromos al alumbramiento o expulsión de la placenta.

Cuando estás embarazada, tu cabeza, tus pensamientos y tu corazón a menudo te llevan al momento en que te enfrentarás al parto y, las lecturas sobre el tema, las historias de tu madre y amigas, y cualquier otra información nunca es suficiente y nunca te devuelve la calma y la sensación de preparación. La preparación para esta nueva experiencia nunca es suficiente, pero lee, lee, lee y habla con las comadronas del centro que hayas elegido para dar a luz, porque el conocimiento puede ayudarte a preparar, esperar y manejar cada etapa del parto.

1. Fase inicial: el período prodrómico.

Durante la primera fase del parto, el período prodrómico, el cuerpo prepara al niño para venir al mundo. En esta etapa sobrevienen contracciones preparatorias, que ayudan al cuerpo a experimentar, a comprender y a entrar después en el propio parto.

En esta fase:

  • El cuello uterino pasa de una posición posterior a una posición frontal.
  • El cuello del útero se afina y se acorta.
  • El cuello del útero adquiere una consistencia más suave.
  • El cuello del útero comienza a dilatarse.
  • La parte presentada del niño baja y se encaja en la pelvis.

¿Cuánto dura?

La fase prodrómica tiene tiempos muy variables, ya que puede durar semanas, días o solo horas mientras, como acabas de leer, ocurren todos esos cambios en tu cuerpo. Generalmente, en la exploración vaginal de la última visita con el obstetra o el ginecólogo, se puede apreciar un cuello uterino blando en comparación con las semanas anteriores. Aunque ésto puede no suceder y tampoco tienes que preocuparte por ello. Puedes sentir contracciones en varios momentos del día llamadas contracciones de Braxton Hicks; resultan molestas pero son irregulares y de intensidad moderada así que generalmente se aconseja a la futura madre que no vaya al hospital hasta que adopten cierta regularidad y mayor intensidad.

Esta fase del parto puede ser agotadora, molesta, infinita pero trata de no perder la paciencia. Continúa con tus actividades diarias habituales, prepara las últimas cosas para el bebé, planifica y elabora comidas saludables para el posparto o para tu pareja en los días de hospital, mímate y aprovecha para pasear disfrutando de estos últimos días. Cuando las contracciones se vuelvan más regulares e intensas, túmbate entre contracciones, descansa y come.

Los pródromos para algunas mujeres pueden tomar varios días, ten paciencia y confianza porque los niños necesitan tiempo para venir al mundo.

Cuando las contracciones comienzan a ser insoportables y regulares, resulta útil tomar un baño caliente, darse una ducha, disfrutar del agua un par de horas. Si tienes una doula o un obstetra independiente, es hora de llamarle para que te ayude a permanecer confortable y relajada.

Si por el contrario has previsto acudir a un centro médico, hazlo en este momento.

Tanto en casa como en el hospital te vendrán bien masajes, agua caliente o lavanda para disminuir la percepción del dolor de las contracciones.

No te asustes si cambia el ritmo de las contracciones, si se acentúa o disminuye la velocidad. Confía en tu cuerpo y haz lo que te pida.

El tapón mucoso

Muchas mujeres acuden al hospital o llaman a su partera si de repente ven manchas de sangre mezcladas con mucosidad.

La pérdida del tapón mucoso puede ocurrir durante la fase latente o días antes del comienzo de la misma y no es una señal peligrosa. Simplemente puede darte una pequeña pista de que algo está cambiando y de que tu cérvix se está acondicionando, pero puedes quedarte en casa y esperar el comienzo del parto.

Para profundizar: la pérdida del tapón mucoso.

La ruptura de las membranas.

Por el contrario, es diferente si hay una ruptura de membranas, «rotura de aguas», en ese caso usa ropa blanca de algodón y un paño de algodón (por ejemplo, una funda de almohada) y observa si continúas perdiendo líquido y el color del mismo.

Las membranas pueden romperse en cualquier momento:

  • antes del inicio de las contracciones y, por lo general, las contracciones suelen empezar pasadas 24 horas desde la rotura de aguas (en un 70% de los casos).
  • durante el parto
  • otras veces no se rompen en absoluto.

Una vez que llegues al hospital, te monitorizarán para controlar tu ritmo cardíaco, controlarán tu temperatura, presión, la cantidad de líquido amniótico y su color.

Para profundizar: Síntomas que indican que estás de parto

2. La dilatación.

Es el comienzo del trabajo de parto activo, cuando las contracciones actúan sobre el cuello del útero y esto provoca su dilatación.
El parto se llama así cuando las contracciones son regulares, dolorosas y la dilatación supera los 3 cm.
Esta fase dura unas diez horas en promedio.

Puedes seguir comportándote como en la fase anterior y mantener la escucha sobre lo que tu cuerpo te sugiera: respira, cierra los ojos y descansa, muévete, cambia de posición, date la vuelta, usa tu voz, agua caliente y respire, respire mucho.

Déjate mimar por tu pareja con jugos de frutas, té frío o caliente, agua y azúcar, etc. Te dará energía. Si sientes náuseas y devuelves, no te preocupes, sigue alimentándote si sientes hambre.

Para aprender más: Historias de parto

3. Período de expulsión

En esta etapa comienza la sensación de prisa.
Empujarás espontáneamente a tu bebé a través del canal vaginal hasta que nazca.
Una vez que se alcanza la dilatación completa (10 cm), a menudo hay una pausa de 20 a 30 minutos antes de tener una sensación de premisa que debe ser absolutamente mimada de la forma en que desees y requieras.

Este es el momento de reunir toda la energía, comer algo si lo necesitas y tomar líquidos. Muchas mujeres sienten este deseo de empujar desde el recto, como cuando hay que ir de vientre. Una vez que la cabeza se ubica en la vagina, surge una fuerte sensación de ardor llamada «aro de fuego». En esta fase es muy importante respirar. Las respiraciones deben ser cortas y rápidas para permitir que la cabeza vaya empujando y abriéndose paso a través de la vagina, hasta el nacimiento de tu bebé.

Encuentra la posición más cómoda y sigue el empuje. No existe una manera de empujar buena, ni una mala. Confía en tu comadrona y en tu pareja, deja que te sostengan y te ayuden en las posiciones.

Una vez que la cabeza haya salido, habrá una pequeña pausa, recuperarás tu energía y el niño dará su último giro para encajar los hombros y el resto del cuerpo. La siguiente contracción acabará expulsando los hombros y luego todo el cuerpo.

4. Alumbramiento

Durante esta fase se producirá la expulsión de la placenta.

Aproximadamente un cuarto de hora después del nacimiento del niño, se producen pequeñas contracciones uterinas que provocan el desprendimiento y la posterior expulsión de la placenta y sus apéndices.

Con un pequeño empujón, se libera la placenta, la cual será revisada y examinada por el obstetra para asegurarse de que todo haya sido expulsado correcta y completamente.

En esta fase hay una pérdida moderada de sangre (según la OMS no excede los 500 ml) que es controlada por el ginecólogo o la comadrona.

Rooming-in

Después de la segunda etapa, si madre e hijo están bien, pueden permanecer tranquilos en la habitación durante unas dos horas. Si tienes previsto empezar la lactancia materna éste es el momento perfecto. Es importante colocar al bebé sobre tu pecho para que pueda olerte y lamerte. Este período de piel con piel no interrumpido estimula la producción de oxitocina, que contribuye a la reducción del sangrado.

El nacimiento de un niño es un momento de descubrimiento, fuerza y sorpresa. Confía en tu cuerpo porque él sabe cómo hacer lo necesario para dar a luz a tu bebé y producir leche para alimentarlo. Siempre pueden surgir problemas o imprevistos, pero deberás abordarlos paso a paso y sólo cuando el problema aparezca, no antes.

Debes confiar.

 

Referencias bibliográficas:

Guía del Nacimiento, Ina May Gaskin.

 


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