Embarazo

La altitud en el embarazo: riesgos y consejos

¿Se puede tener altitud en el embarazo? ¿Y hasta dónde se puede llegar?

Digamos de entrada que, en ausencia de contraindicaciones específicas, las futuras madres pueden tomarse felizmente unas vacaciones en la montaña, siempre que tomen ciertas precauciones y no superen las altitudes recomendadas.

Por otra parte, tanto si se trata de una excursión de un día como de una noche o de una estancia de varias semanas, se recomienda consultar siempre a su médico antes de planificar el viaje, para recibir los consejos más adecuados a su situación.

¿Se puede tener altitud en el embarazo?

Si ir a la montaña significa realizar actividades como el esquí, la escalada y la equitación, la respuesta es, por supuesto, no, debido al riesgo de caídas y lesiones.

Por el contrario, unas tranquilas vacaciones en la montaña, donde se respira aire puro, se relaja y se pasea por la naturaleza, sólo pueden ser una panacea para las futuras madres. De hecho, recuerda que, en ausencia de contraindicaciones del ginecólogo, caminar es una de las actividades más recomendadas a lo largo de los nueve meses de gestación.

Dicho esto, si está planeando un viaje a la montaña durante el embarazo, es importante saber que hay que tomar ciertas precauciones, sobre todo con respecto a la altitud.

La altitud en el embarazo: ¿cuál es el límite que no se debe superar?

Para las mujeres sanas que tienen un embarazo sin complicaciones, viajar hasta una altitud de 2.000 metros sobre el nivel del mar se considera generalmente seguro, siempre que el ascenso se realice gradualmente para dar tiempo al cuerpo a adaptarse.

Sin embargo, algunos ginecólogos más «prudentes» recomiendan no superar los 1.500 metros de altitud. En cualquier caso, todo el mundo está de acuerdo en la necesidad de evitar los grandes desniveles en poco tiempo, como ocurre al tomar algunos teleféricos o telesillas.

La razón es sencilla: viajar a grandes alturas expone al cuerpo a una menor presión atmosférica y reduce los niveles de oxígeno en la sangre. Como resultado, los tejidos de la madre y del bebé pueden no recibir suficiente oxígeno, una condición conocida como hipoxia.

Para ello, es importante que el cuerpo tenga tiempo para aclimatarse a la menor cantidad de oxígeno en el aire, poniendo en marcha aquellos cambios que aseguren una adecuada oxigenación (aumento de la ventilación materna y del gasto cardíaco, lo que se traduce en un mayor flujo sanguíneo hacia la placenta).

Por la misma razón, las mujeres embarazadas deben evitar las actividades extenuantes a gran altura, a menos que estén adecuadamente entrenadas y acostumbradas al entorno.

Mal de altura en el embarazo (mal de altura)

Por encima de los 2000-2500 metros de altitud, es posible sufrir el mal de altura, más conocido como mal de montaña.

Esta afección no es típica del embarazo, sin embargo, puede ser más problemática para una mujer embarazada porque muchos de los medicamentos utilizados para tratarla no se recomiendan durante el embarazo.

Además, los síntomas del mal de montaña agudo suelen confundirse con las molestias normales del embarazo y, por tanto, pueden pasarse por alto, dando lugar a complicaciones más graves.

Por ello, si uno o varios de los siguientes síntomas aparecen en las 12 horas siguientes a la llegada a los 2000 metros de altitud:

  • insomnio
  • dolor de cabeza
  • náuseas
  • mareos
  • falta de aliento

se recomienda volver a una altitud inferior y, si las molestias no desaparecen, consultar al médico.

Altitud en el embarazo: los riesgos

Dada la escasa información disponible, no está claro cómo puede afectar la altitud al embarazo. La mayoría de las pruebas existentes se refieren a las mujeres que viven a gran altitud (entre 2000 y 4000 metros) y que tienen un mayor riesgo de desarrollar preeclampsia y dar a luz a bebés más pequeños que las mujeres que viven a baja altitud.

En el caso de las mujeres que sólo hacen un viaje corto a la montaña, la exposición a la altitud no es probablemente lo suficientemente larga como para tener un efecto sobre el embarazo en general, cuando es de bajo riesgo.

Cuando el embarazo es de alto riesgo, hay una mayor probabilidad de complicaciones a gran altura.

Por eso, por ejemplo, se desaconseja viajar a grandes alturas a las mujeres embarazadas que padecen hipertensión antes de quedarse embarazadas o que tienen un mayor riesgo de preeclampsia, aborto o hipodesarrollo fetal.

Las mujeres que no han dejado de fumar también se consideran de alto riesgo y pueden tener más problemas a mayor altura.

En general, es importante recordar que las futuras madres con cualquier condición médica preexistente deben consultar a su médico antes de viajar, independientemente del destino y la altitud prevista.

Montañas en el embarazo: ¿qué precauciones tomar?

  • Intente elegir un destino que no esté demasiado lejos de los centros sanitarios donde pueda recibir asistencia en caso de necesidad.
  • Traiga su expediente de embarazo con las ecografías y exámenes realizados.
  • Si está previsto un viaje largo en coche, elija ropa cómoda y transpirable y planifique paradas frecuentes para estirar las piernas.
  • Bebe a menudo y en abundancia. A gran altura, la hiperventilación causada por la altitud (y el embarazo) y el entorno más seco aumentan la necesidad de hidratación. Sin embargo, hay que tener cuidado con el agua de los arroyos: aunque parezca limpia, podría estar contaminada por los pastos de las montañas a mayor altitud.
  • Evite exponerse al sol durante las horas más calurosas del día para evitar insolaciones o bajadas de tensión.
  • Utilice una protección solar adecuada para evitar las quemaduras solares o la aparición de manchas oscuras en la cara (cloasma gravídico). Recuerde que los rayos del sol son más intensos a gran altura, debido al aire más fino y al reflejo de la nieve. También es útil utilizar gafas de sol, sombreros y ropa de manga larga.
  • Cuidado con la «falta de aire». Si no puede hablar con normalidad mientras camina, reduzca el ritmo o deténgase para descansar.
  • En caso de mal de altura, evite tomar medicamentos sin consejo médico: algunos fármacos utilizados para tratar esta enfermedad (llamados sulfonamidas) están contraindicados en el primer trimestre y al final del embarazo.
  • No a la leche fresca y a los quesos artesanales: al no estar pasteurizados pueden ser fuente de intoxicación alimentaria, con riesgos potenciales para la madre y el niño.

Principales fuentes

  • Diane F. Morof, I. Dale Carroll. Viajeros embarazados. Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (DCDC).
  • Jean D., Leal C., Meijer H (2008). Mujeres a gran altura. Declaración de consenso del comité médico de la UIAA (Union Internationale des Associations d’Alpinisme) Vol. 12.

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