Alimentación Embarazo

Antojos durante el embarazo

Los antojos durante el embarazo son un deseo repentino e irresistible de consumir ciertos alimentos, a veces con combinaciones bastante inusuales, que incluso pueden recurrir a alimentos que no le gustaban especialmente antes de quedarse embarazada.

Entre los alimentos más deseados por las futuras madres están los ricos en grasa, azúcar o sal. En particular, los antojos suelen referirse a los dulces y a los hidratos de carbono en general (chocolate, helado, pan, pizza y patatas fritas), a los alimentos con un sabor muy fuerte (como los clásicos encurtidos), pero también a la fruta fresca, los zumos o los jugos.

Antojos en el embarazo

¿Cuándo comienzan los antojos en el embarazo?

Aunque pueden producirse en cualquier momento, los antojos en el embarazo suelen comenzar ya en el primer trimestre (a partir de la quinta semana), aumentan en el segundo trimestre y luego desaparecen gradualmente en las últimas etapas de la dulce espera.

¿De qué dependen los antojos?

Aunque los antojos durante el embarazo son un síntoma muy común entre las mujeres embarazadas, todavía no se conocen las causas.

En parte, podrían estar implicados los cambios hormonales típicos de la dulce espera, que aumentan la demanda de ciertos nutrientes, como los hidratos de carbono. Esto explicaría por qué los antojos de dulces son tan comunes durante el embarazo.

También debemos recordar que las hormonas influyen en el sentido del gusto y del olfato y, por tanto, pueden alterar las preferencias alimentarias.

Por otro lado, los antojos también pueden ser provocados por factores psicológicos. En un periodo tan delicado como el embarazo, caracterizado por un elevado estrés emocional, las futuras madres pueden tener una mayor necesidad de sentirse mimadas y gratificadas.

Sin embargo, parece que este síntoma no tiene nada que ver con la falta de nutrientes esenciales para la madre y el bebé. De hecho, los antojos a menudo implican alimentos ricos en calorías con poco valor nutricional.

Antojos en el embarazo: niño o niña?

Según una creencia popular muy extendida, si se prefiere la comida salada durante el embarazo se estaría esperando un niño, mientras que el antojo de comida dulce indicaría que hay una niña en camino.

Por supuesto, esto no es más que un falso mito, sin ninguna prueba científica.

¿Cómo controlar los antojos durante el embarazo?

Los antojos no son peligrosos para la madre y el bebé. La creencia popular de que un antojo no realizado provoca la aparición de manchas en la piel (marca de nacimiento) del bebé no tiene ninguna base científica.

No obstante, es importante evitar las exageraciones y esforzarse por mantener una dieta lo más sana y equilibrada posible, para evitar un aumento de peso excesivo que podría dar lugar a complicaciones como la diabetes gestacional. Para ello, los siguientes pasos sencillos pueden ser útiles.

  • Consumir comidas pequeñas y frecuentes

Un buen desayuno nada más levantarse, un ligero tentempié a media mañana y un tentempié por la tarde ayudarán a evitar las punzadas de hambre causadas por la bajada de azúcar.

  • Encuentre alternativas saludables

Sustituir el helado por un bote de yogur y las galletas por un puñado de frutos secos puede ser una buena estrategia para limitar las calorías sin sacrificar el sabor.

  • Centrarse en una actividad

Dedicarse a su afición favorita, llamar a un amigo o salir a pasear al aire libre le ayudará a distraerse y a combatir el estrés. El ejercicio regular también estimulará la liberación de endorfinas, las llamadas «hormonas del bienestar», que ayudarán a reducir la búsqueda de gratificación a través de la comida.

  • Control de las porciones

Si los antojos se centran en alimentos excesivamente calóricos y poco nutritivos, puedes intentar complacerlos limitando las cantidades.

¿Cuándo hay que preocuparse?

Si los antojos durante el embarazo, tienen que ver con sustancias no comestibles, como la tierra, la tiza o el jabón, se habla de «pica», un trastorno bastante raro del que aún no se conocen las causas.

En estos casos, conviene consultar al médico: la pica puede ser síntoma de una carencia de minerales, como el hierro o el zinc.

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